
Por fin se vio al Özil del año pasado, ese que echábamos de menos en los últimos partidos, ese que desequilibra con pases y regates mágicos, ese que deslumbra a cualquiera que lo vea, ese que se ha convertido en un ídolo para la afición merengue.
También cabe destacar el trabajo increíble de Xabi Alonso, que no falla un pase, que todo lo hace con sentido, y, cómo no, la capacidad defensiva que gana este Madrid con Ramos de central, algo ya más que dicho y demostrado.
En fin, otra victoria más para José Mourinho que no se cansa de ganar, de ganar jugando bien.
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